Septuagésimo octavo asesinato de Jehová o Yahveh o Jesucristo.

(Curioso capitulo éste. Nadie vio ungir a Jehú. Él dijo que le habían ungido, pero nadie estuvo presente. He ahí la prueba:

“11 Jehú salió a donde los servidores de su señor. Le dijeron: «¿Todo va bien? ¿A qué ha venido a ti ese loco?» Respondió: «Vosotros conocéis a ese hombre y sus palabras.»
12 Dijeron: «No es verdad. Dínoslo.» Replicó «Esto y esto me ha dicho: Así dice Yahveh: Te he ungido rey de Israel.»”.

El caso es que éste Jehú mató a Joram, rey de Israel, y a Ocozías, rey de Judá).


31 y cuando Jehú entraba por la puerta, dijo ella: «¿Todo va bien, Zimrí, asesino de su señor?»
32 Alzó su rostro hacia la ventana y dijo: «¿Quién está conmigo, quién?» Se asomaron hacia él dos o tres eunucos,
33 y él les dijo: «Echadla abajo.» La echaron abajo y su sangre salpicó los muros y a los caballos, que la pisotearon.
34 Entró, comió, bebió y dijo: «Ocupaos de esa maldita y enterradla, pues es hija de rey.»
35 Fueron a enterrarla y no hallaron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos.
36 Volvieron a comunicárselo y él dijo: «Es la palabra que Yahveh había dicho por boca de su siervo Elías tesbita: “En el campo de Yizreel comerán los perros la carne de Jezabel.
37 El cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo, de modo que no se podrá decir: Esta es Jezabel.”»
(2 Reyes 9:31-37 - Biblia de Jerusalén).